jueves, 11 de septiembre de 2008

OCHO METALES PARA ESPAÑA EN UNA JORNADA DONDE A PABLO BARCIA SE LE ESCAPÓ EL DIPLOMA PARALÍMPICO

Tras la jornada del miércoles, donde España logró tan “solo” dos medallas de plata, la del jueves fue sumamente prolífica para nuestra delegación, alcanzando ya las 30 medallas tras las ocho cosechadas entre natación y tenis de mesa.

La Piscina del Cubo sigue ofreciendo records mundiales y espectáculo en todas y cada una de las distancias, y sirvió para que nuestro país obtuviera un nuevo oro, Enhamed Enhamed en los 400 libres clase S-11, el segundo en su cuenta personal, además de tres platas de la mano de Enrique Floriano también en los 400 libres pero en este caso en la clase S-12, Vicente Gil en los 50 braza clase S-5 y el relevo 4x50 libres, compuesto por Richard Oribe, Daniel Vidal, Jordi Gordillo y Sebastián Rodríguez, solo superados por el relevo chino.

En la última jornada del tenis de mesa a nivel individual, dos bronces se añadieron al medallero español. En la clase 3, para sillas de ruedas, Tomás Piñas lo obtenía frente al brasileño Luiz Algacir por 12/10, 11/7 y 11/9, mientras que Álvaro Valera hacía lo propio frente al estadounidense Mitchell Seidenfeld en un igualado partido, 13/11, 16/14, 7/11 y 11/5.

También finalizó su competición Juan Pablo Barcia, en sus primeros Juegos dentro de la modalidad de remo adaptada. En la Final B finalizó sexto y no pudo por tanto optar al diploma paralímpico reservado para los dos primeros lugares. En la Final A, el gran favorito, el inglés Tom Aggar fue medalla de oro.

Mañana viernes, el gijonés José Luis Martínez finaliza su presencia en las pruebas de Pekín con la disputa de la Pistola Libre, con el objetivo de mejorar los puestos cosechados en Aire y Deportiva disputadas con anterioridad.

Al término de esta jornada China se acerca a las cien medallas, totaliza 96, de ellas 33 de oro, mientras Gran Bretaña es segunda con 57 metales, 27 de oro y en tercer lugar los Estados Unidos con 44 medallas, 18 oros.

Después de unos días en Pekín, llama la atención, además de la entrega y gran afluencia de público en todas las instalaciones, el gran respeto y educación deportiva que el pueblo chino tiene hacia sus deportistas (idolatrados en la mayoría de casos) así como con los rivales. Es obvio que su número no tiene comparación en las gradas, pero sus gritos de ánimo hacía sus deportistas, con un “China” que ruge en todas las instalaciones, se acompaña a continuación de unos segundos de silencio para la réplica hacía la nacionalidad a la que deportivamente se enfrentan. Sin lugar a duda un ejemplo del que deberíamos tomar buena nota, en una época donde el fair-play brilla por su ausencia en demasiadas ocasiones dentro y fuera de las canchas.

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